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PANDEROS

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viernes, 28 de diciembre de 2007

INTEGRIDAD

LA INTEGRIDAD DE UN PASTOR

El más alto valor para un Pastor debiera estar dado por la integración de sus dos aspectos: De su naturaleza humana (Mente) y de su naturaleza espiritual (Alma).
El simple hecho de que el que engaña no quiere ser engañado, y aun cuando se engañe a si mismo, demuestra que tenemos un aspecto espiritual. La sublimación de la naturaleza humana a través del despertar del alma durmiente en el hombre, debiera ser la meta esencial de todo Pastor.

El verdadero Pastor debiera comenzar y desarrollar siempre su Ministerio, alineando su pensamiento, su palabra y su acción, pues la integración comienza con la integridad...
Los principios de la integridad que un Pastor debiera empeñarse en perfeccionar son:
1). Integridad de Pensamiento:
Significa ser honesto con uno mismo y no dejarse ganar por pensamientos cómodos. El Pastor debe buscar siempre la verdad a través de la evidencia, y no aceptando ciegamente lo que se dice, solo porque le conviene.
2). Integridad de Sentimientos:
Significa no caer en sentimentalismo, que es simplemente una forma de auto-amor. Es profundizar los sentimientos por la pureza de la devoción. Las acciones son el requisito básico para medir los propios sentimientos. Cuando el corazón se mueve, las manos también deben moverse.
3). Integridad de la Palabra:
Indica no solamente desistir de la mentira, de la falsedad, del engaño, de la hipocresía. Es también no manipular o distorsionar los hechos para adaptarlos a la propia conveniencia. . Significa la suprema importancia de mantener la propia palabra. Que su sí sea sí y su no sea no.
4). Integridad de la Conducta:
Comienza con el mandato bíblico de no tratar a los otros como no queremos ser tratados. Es respetar los derechos de los otros antes que pensar en las propias prerrogativas. Se necesita para ello una profunda comprensión de la naturaleza humana.
5). Integridad en la Acción:
Consiste en ser constructivo al actuar. Significa tener un sentido del deber y cumplir éste inteligentemente y con responsabilidad. Significa tener espíritu de servicio para ayudar a otros en la necesidad.

Estos Principios constituyen la base de la vida de un Pastor, porque es solamente la integridad, con uno mismo y con los otros, lo que hace posible la integración con Dios. La grandeza de una Iglesia está en relación directa con el nivel promedio de honestidad de su gente; y especialmente de la honestidad de su Pastor.
Así como un simple campesino no puede distinguir entre inteligencia y astucia o entre dignidad y vanidad, el espiritualmente primitivo no puede diferenciar tolerancia de indiferencia o desapego de falta de responsabilidad.
El Pastor responsable no vive una vida despreocupada, porque debiera ser profundamente consciente. Nunca es impersonal, dado que su Ministerio debe comenzar con la unción de su responsabilidad personal en todo lo que hace, y sus oídos deben estar siempre sensibles al llamado del deber. Un Pastor consciente nunca dice que esta cumpliendo la voluntad de Dios, porque piensa que tiene una línea telefónica privada con Dios, pero ora para pedir orientación y fortaleza para hacer lo que debe con lo mejor de su capacidad y a la luz de su entendimiento, y seguramente con la ayuda de Dios, pero sabiendo bien que solo él debe asumir la responsabilidad de sus actos.
Un verdadero Pastor no es consciente de su imagen y no tiene el penoso habito de aparecer ante los demás como una persona espiritual, porque una imagen interesada, cuidadosamente pulida, puede ser despiadadamente deshecha por las propias acciones, que inéditamente reflejaran la verdad: El autoengaño, que en el peor de los casos puede derivar en la hipocresía. Es fácil engañarse con lindas mentiras, y si se cae en ello durante bastante tiempo habiendo aduladores alrededor que alimentan la propia vanagloria, difícilmente se podrá evitar caer en la adicción.
Un verdadero Pastor no esta inclinado a un falso sentido de modestia y evita la practica de un elaborado despliegue de humildad para impresionar a otros. La vanidad y la arrogancia son compañeros inseparables del renombre y el poder, aunque estén envueltos en un dudoso gesto de modestia, o en una teatral declaración de estar cumpliendo una misión de Dios o de verse obligado a hacerlo por la necesidad de los otros.
El proceso interior consiste en el cultivo de una conciencia Purísima, en la esforzada y ardua elaboración de ideales espirituales que se tendrán como guía, en la sublimación de la naturaleza humana, en ser útil a los demás y en compartir lo mejor que se tiene. Para esta persona la vida es lo que hace con ella, usando sus recursos internos de la mejor manera.
Para él, el dicho "la vida es transitoria" significa que esa es justamente la razón para asirla y aprovechar al máximo el momento, redimiendo el tiempo, en lugar de andar sin rumbo en un desApego letárgico, cuya consecuencia mas grave es no poner "palabra por obra"... y entre la abismal diferencia existente entre lo que se predica, y lo que se hace....

El verdadero Pastor debiera vivenciar lo siguiente:

"Que el camino es mas importante que la meta"
porque si el camino es bueno, la meta también lo será.

"Que caminar es mas importante que alcanzar".
porque si aprende a caminar con sensibilidad,
sabiendo a donde va , seguramente alcanzará su meta.

"Que hacer es mas importante que lograr".
porque si actúa correctamente y con inteligencia,
seguramente la recompensa será el resultado.

"Que los medios son mas importantes que el fin".
porque las consecuencias de los medios
también serán cosechadas en el fin.

"Que ser es mas importante que hablar".
porque si el testimonio es bueno,
entonces sus palabras serán elocuentes.


Dr. Eduardo P. Demarchi
Instituto Teológico Logos
Córdoba. Argentina

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